Ilustración: Mocersa |
Muchas horas trabajando sentado frente a una computadora
realmente hacen que uno necesite una válvula de escape, un tiempo y un espacio
para hacer simplemente lo que uno quiere, relajarse, aprender, probar, perseverar,
soñar.
Dejar de ser el empleado 0328, retomar las propias
vestiduras y aferrarse a la visión personal. Dejar de ser el licenciado, el
contador, el comerciante para ser quien somos, fuera de etiquetas y
convencionalismos.
No podemos realmente conocer a alguien si no convivimos con
esa persona, y eso nos incluye a nosotros mismos. No podemos saber qué
queremos, qué nos gusta, en qué somos buenos si no estamos con nosotros mismos
para descubrirlo. ¡Y es que tenemos tantas opciones como pretextos para no
intentarlo!
Erich Fromm decía en uno de sus libros que la enfermedad
moderna es el aburrimiento, ahora tenemos muchas más opciones para divertirnos,
más cosas para intentar, más platillos que probar, más lugares que conocer, más
metas que podríamos alcanzar y sin embargos nos aferramos a lo mismo de
siempre, a lo que se supone “debemos hacer”. Las rutinas que abrazamos consumen
mucha de nuestra curiosidad y espontaneidad. Desdeñamos el ocio como si fuera
un vicio sin darnos cuenta que podemos convertirlo en nuestra virtud.
No hay comentarios:
Publicar un comentario