miércoles, 26 de octubre de 2011

Rompiendo esquemas mentales


Ilustración: Mocersa

Después de varios días la idea de comenzar a ejercitarme con una actividad a la que siempre rehuía empezó a convertirse en un objetivo: correr. Nunca antes lo había hecho pero ahora estoy dispuesta a superar una barrera autoimpuesta.

De niña había padecido principios de asma, no llegó a nada grave pero me dejó secuelas. Solía ser muy propensa a enfermedades respiratorias y recuerdo que mientras todos los niños de la cuadra salían con sus disfraces a pedir dulces a finales de octubre yo me quedaba en casa disfrutando de vaporizaciones de sábila y una serie de golpecitos en la espalda para ayudarme a sacar las flemas.

Crecí creyendo que por el asma no podía correr o hacer actividades que exigieran un esfuerzo respiratorio. Esa idea se instaló en mi mente y me hizo rehuir muchos años a cualquier actividad que sugiriera aumentar la velocidad.

Hace cuatro semanas decidí cambiar esa idea tan arraigada. Ir en contra de lo que siempre he creído no ha sido fácil, me generó dudas, miedos ¡y hasta signos psicosomáticos!, me dio gripa, me lastimé el tobillo haciendo un video de aerobics, me costaba respirar en los primeros intentos. Necesité hacerme un lavado mental (coco-wash, como diría mi hermana), tomé mis tenis y fui a un parque hermoso a probarme a mi misma que soy capaz de hacer más de lo que creo.

El resultado: comprobé que necesito agarrar condición física, que puedo lograrlo aunque las primeras carreras sean lentas y a intervalos de caminar-trotar, que cualquier meta necesita constancia y decisión, que me gusta retarme.

Mi esposo es muy importante en este proceso, es mi principal apoyo, me ayuda a enfocarme en lo que quiero y  me motiva para dejar a un lado los viejos esquemas mentales, ahora obsoletos. Él me acompaña todos los viernes a correr (más bien trotar), tiene más condición que yo,  lo veo alejarse mientras trota a su ritmo y yo intento respirar de forma controlada manteniendo el mío, que si bien es lento, intenta ser constante.

La semana pasada fue un gran logro para mí, sentí más cómoda la respiración y menos cansado el trote, aumenté un poco la distancia y tardé menos tiempo en recuperarme. Los obstáculos estaban sólo en mi mente, el asma se había ido hace muchos años pero la idea había quedado grabada en mi mente. Ahora sólo puedo decir: yo puedo correr.

No hay comentarios:

Publicar un comentario